Entrevista
José Mª Sánchez Monge, presidente de la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES)
“Cuanto más capaces seamos de decir somos, estamos y no nos comemos a nadie, más medios habrá para atendernos”
10/10/2014
Beatriz Sancho/Fotos: Jorge Villa
“Abriendo mentes, cerrando estigmas”. Es el lema escogido este año para el ‘Día Mundial de la Salud Mental’ celebrado, lo sabrán, ayer mismo. Le preguntamos a José Mª Sánchez Monge, presidente de FEAFES, que qué nos recuerda y, sencillo y clarificador, dice que “la necesidad de hacer entender a la sociedad, a las organizaciones y a la prensa que no hay que tener prejuicios hacia una persona con un problema de salud mental”. Lo que hay que hacer es entenderla, primero como persona, luego su patología. Y cubrir, según su singularidad, “las necesidades que tenga para conseguir incluirla”.
Repetimos, hasta la saciedad si hace falta: “sólo el 3% de las personas con problemas de salud mental han cometido un delito”. Y este porcentaje es inferior al de las personas que sin enfermedad mental los comenten. ¿Qué hacer ante el miedo y la atrevidísima ignorancia?
Lo primero, diferenciar. Por un lado, los medios de comunicación, con frecuencia, suelen desvelar apresuradamente la enfermedad mental de una persona que comete un delito cuando, efectivamente, tiene un problema de salud mental. Sin embargo, cuando una persona mata a otra porque, por ejemplo, es ‘machista’, esto no se menciona. Además, aunque hemos logrado acabar con ello, antes se recurría a la enfermedad mental de muchos acusados para que tuvieran menos problemas legales.
Por otra parte, hay que diferenciar a las personas con problemas de salud mental que cometen un delito cuando no son conscientes de aquellas que lo realizan conscientemente y que tienen otras patologías que nada tienen que ver con las nuestras. Cuando una persona con enfermedad mental comete un delito, generalmente, no está diagnosticado y no recibe la atención debida y, casi con toda seguridad, lo habrá perpetrado durante un brote psicótico y, en este caso, no suele ser consciente de lo que ha hecho. Pero hay personas que cometen una fechoría y saben perfectamente lo que están haciendo, de hecho, lo realizan intencionadamente, quieren hacerlo y esa persona no tiene un trastorno mental, no tiene un brote psicótico cuando lo hace, y podrá tener otra patología, pero, casi con toda certeza, no una de las nuestras, insisto.
Y ante aquellos que se empeñan en mantener estos prejuicios y dificultar la inclusión social y laboral de las personas con problemas de salud mental, ¿qué hacemos?
Hay que pedirles que sean comprensivos y hacer que entiendan que las personas tienen valor por lo que son, no por su diagnóstico. Por tanto, hay que comprender a la persona y sensibilizarse con la ella porque yo no califico de idiota a nadie la primera vez que lo veo en la calle y, por el mismo motivo, tampoco se nos tiene que calificar a quienes tenemos problemas de salud mental si no se nos conoce previamente. Es necesario comprender a la persona y atender a la patología adecuadamente. Esa comprensión se la pedimos a los poderes públicos, a las organizaciones, a la prensa... a todos. Si de alguna manera se nos puede apoyar es entendiéndonos primero como personas y después entendiendo nuestro problema de salud mental.
Si de alguna manera se nos puede apoyar es entendiéndonos primero como personas y después entendiendo nuestro problema de salud mental
Así ‘abrimos mentes’, como dice la primera parte del lema que habéis elegido para el Día Mundial de la Salud Mental 2014 que se celebró justo ayer . Y ¿cómo cerramos los estigmas?
Eliminando aquellos prejuicios que tenemos, puesto que no están comprobados ni científicamente ni de ningún modo. Se oye, por ejemplo, que las personas que tienen un trastorno mental grave son personas ‘inconstantes’. ¡No lo puedo saber si no la conozco! De ahí la importancia de conocer a la persona primero y luego calificarla. Dicen también que las personas con problemas de salud mental son ‘incontrolables’. Pues no. Efectivamente, alguna vez cuesta trabajo controlar a algún paciente que esté sufriendo un episodio de su propio trastorno, pero primero es persona y luego va la patología. Tiene que quedar claro.
¿Se refiere a que los rasgos de personalidad van muy por delante que los de la propia patología? Entonces, si la persona con enfermedad mental no está padeciendo una crisis...
Actuará con absoluta normalidad. Exacto. Hay personas que son constantes, disciplinadas o inconstantes e indisciplinadas, independientemente de que tengan una enfermedad mental.
Es muy importante eliminar los prejuicios porque llevan implícitos una discriminación. Piensan: “como resulta que hará esto porque tiene un trastorno mental... pues no le doy trabajo; como es de no sé qué manera... pues le discrimino, les pongo en peor situación”. Por eso es muy importante eliminar los estigmas. Hay personas que no dicen en su trabajo que tienen un problema de salud mental porque algunas que lo han hecho han sido despedidos en el momento que lo cuentan o si no en cuanto pueden. Y otras, sin embargo, cuentan que tienen un problema de salud mental y sus jefes y compañeros no les creen porque no comprenden que teniendo una enfermedad mental puedan desempeñar su trabajo tan bien, llevar una vida normal y que no se les note nada. ¿Por qué se nos tiene que notar? Es el problema de nuestra invisibilidad.
Es muy importante eliminar los prejuicios porque llevan implícitos una discriminación
¿Cómo es posible que a estas alturas, en pleno siglo XXI, este proyecto de reforma del Código Penal del actual gobierno se atreva a empeorar la situación de las personas con enfermedad mental en lugar de atender, como mínimo, la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD)?
El problema es que no se entiende. No quiero justificarles, por supuesto, pero imagino que han realizado este proyecto, que sólo es proyecto y que espero que no se apruebe, porque están intentando encontrar algún tipo de seguridad para algunos casos que, quizás, hayan sido muy llamativos y por un caso, dos o tres están creando unas medidas de seguridad inconcebibles para las personas que tienen problemas de salud mental.
Antes el Código Penal castigaba a una persona por el delito cometido y por este se establecía una pena. Ahora no. Ahora dicen: “tú eres el autor, a ver qué patología tienes. Por esa enfermedad mental te voy a aplicar unas medidas de seguridad. Pero a los tres años o a los cinco, voy a revisarte para comprobar si tienes capacidad de hacer una cosa como esta o peor”. De esta forma, no miran el hecho, sino la patología de la persona. Científicamente nadie puede determinar que una persona, en las mismas circunstancias, pueda cometer un mismo acto delictivo u otro peor posteriormente. Lo que sí se puede decir es que si una persona no está tratada adecuadamente, está en una situación de riesgo. Lo mismo que yo estoy en situación de riesgo si me emborracho descomunalmente y no soy consciente de mis actos.
Están creando unas medidas de seguridad inconcebibles para las personas que tienen problemas de salud mental con el proyecto de reforma del Código Penal
Algo de retrógrada si tiene lo de ir hacia atrás en los derechos de las personas con problemas de salud mental, ¿no le parece?
Ellos no lo valoran como un retroceso. No lo sé, incluso con las reuniones que he tenido con los legisladores, me resulta difícil ponerme en su piel e intentar comprender lo que piensan. Sólo encuentro un motivo posible y es que quieren estar seguros de que la gente no cometa delitos, y en caso de cometerlos, hay que dejarles encerrados. Porque otra posibilidad es la reinserción, la inclusión. Cuando se mete a alguien en la cárcel lo que se pretende es que esa persona salga en mejor situación. Y aquí, en el proyecto de reforma del Código Penal no se plantea nada de esto. No es que el Código Penal tenga que establecer el método para rehabilitarse, pero sí puede decir que esa persona estará en un sitio cerrado o abierto para rehabilitarse y no lo dice ni una vez durante todo su articulado. No se entiende que la persona pueda rehabilitarse ni recuperarse. Este proyecto dice que tú has cometido un delito, tienes una patología y lo vas a cometer siempre y, además, dice que tienes que estar en un hospital psiquiátrico penitenciario.
Y si nos metemos en www.change.org y firmamos la petición de que se quite el término de ‘peligrosidad’ asociado a las personas con problemas de salud mental, ¿estamos consiguiendo algo?
Estamos consiguiendo apoyo. Para llegar a plantear una reforma del proyecto tendríamos que conseguir 500.00 firmas y no llegamos a tanto.
¿Y si no se llega a ese monto para qué se realiza esta iniciativa?
Para que la sociedad lo entienda y nos apoye, que vea que las medidas que se proponen en ese Código Penal son desorbitadas para las personas con problemas de salud mental.
¿Cuánto de bien haría la atención integral de las personas con enfermedad mental?
A veces es mucho más sencillo de lo que parece. A las personas con problemas de salud mental hay que atenderles sus necesidades. Nosotros planteamos cuatro medidas terapéuticas y también que a cada persona se le valore y se le comprenda individualmente. Hay que desarrollar una rehabilitación y una recuperación. Todo aquello que ha perdido por su problema de salud mental, hay que recuperarlo para que la persona pueda incorporarse a la sociedad en todos sus aspectos.
Todo lo que la persona ha perdido por su problema de salud mental, hay que recuperarlo para que pueda incorporarse a la sociedad en todos sus aspectos
¿Aboga usted que las personas con enfermedad mental salgan del armario?
Depende de la circunstancia y de cada cual. En los entornos cercanos sí, es mejor que uno admita que tiene una patología para que le comprendan mejor. No hay que ponerse títulos, pero dependiendo de cada situación es recomendable hacerlo, incluso en el trabajo, pero también depende a qué persona se lo dices porque, insisto una vez más, lo primero que hay que hacer es comprender y valorar a la persona antes que a su patología. Si eso se hace, es fácil decirlo, como aquel que dice, por ejemplo, que tiene un problema de corazón.
¿Llegará el día en que tener un amigo o una amiga con un problema de salud mental sea igual de estupendo y de bien visto que tener uno que sea homosexual?
Son distintas circunstancias. Desgraciadamente, nadie quiere tener que ver con personas con problemas de salud mental, primero porque no saben de qué se trata y, segundo, porque no se las comprende. Lamentablemente, no creo que se llegue a ese punto a no ser que se ponga de moda decir “yo tengo un problema de salud mental”. Sería interesante.
El ‘Informe de Derechos Humanos de España’ elaborado por el CERMI destaca la violencia y discriminación sufrida por la mujer con discapacidad. Desde la Comisión de la Mujer del CERMI se apunta como preocupación que “la violencia psicológica sea un posible factor desencadenante de una discapacidad psicosocial que, generalmente, o no se reconoce o se tarda en hacer, agravando consecuentemente la situación de la mujer. ¿Cierto?
Puede ser, efectivamente. Hay muchos desencadenantes de enfermedades mentales y este es uno para las mujeres porque están en peor situación, son más vulnerables y el propio acoso puede ser el que el detonante del problema de salud mental que tenía latente esa mujer, se lo desencadena. Lo mismo ocurre con los tóxicos, las drogas, por sí mismas no desencadenan la enfermedad mental, pero si el joven tiene la patología latente en su cerebro, lo desencadena como si fuera un explosivo. De igual modo puede ser un desencadenante una situación estresante o difícil.
Hay muchos desencadenantes de enfermedades mentales y para las mujeres y las personas más vulnerables uno puede ser el maltrato psicológico
Por fin nos damos cuenta del riesgo que corren de desarrollar un problema de salud mental las personas en situación de vulnerabilidad. ¿Qué se hace desde FEAFES?
Sí, hay un grupo de la sociedad que está en peor situación, que son más vulnerables. Son las mujeres, los niños, los ancianos, los inmigrantes y todas las personas en riesgo de exclusión. Todos ellos tienen más facilidad de desarrollar un problema de salud mental. Si a mí me quieren quitar mi casa no me van a llevar a una enfermedad mental, pero sí me puede producir un desequilibrio importante que puede convertirse en una fobia y la fobia en un desencadenante del problema de salud mental que yo tenía latente, pero que no lo había sacado fuera.
Dentro del movimiento de la discapacidad hay voces críticas que dicen que, muchas veces, son los técnicos los que participan en el nombre de las personas con enfermedad mental. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué se habla en nuestro nombre? ¿No hay suficientes hombres y mujeres con enfermedad mental con los conocimientos, la madurez, las capacidades y la estabilidad adecuada como para hablar por nosotros mismos?
Creo que no, aunque sucede en algunos casos. Desde FEAFES estamos intentando dar cada vez más a las personas que tienen problemas de salud mental. Los que hablamos, los que tenemos representación dentro del movimiento asociativo, no somos técnicos, somos familiares. Yo soy familiar de una persona con un trastorno mental y es cierto que no le suplo a él sino que doy una visión de lo que es el movimiento asociativo y los problemas de salud mental. Cada vez que hay alguien que puede hacerlo, queremos que ellos mismos lo hagan. Este lunes se leyó un manifiesto con motivo de la celebración del Día Mundial de la Salud Mental 2014 y lo leyeron ellos, estaban allí diez personas de las 19 que forman el ‘Comité de personas con enfermedad mental’ de la federación. Para nosotros es importante incorporar sus voces porque son los que lo están viviendo en primera persona.
Es importante incorporar las voces de las personas con problemas de salud mental en nuestra federación porque son los que lo están viviendo en primera persona
Si las personas con enfermedad mental somos las más discriminadas de todas las discapacidades, ¿cómo de mala es entonces la situación de la mujer con enfermedad mental?
Están en peor situación, aunque, curiosamente, la mujer tiene herramientas mejores para salir de esta situación. Pero, independientemente del género, habría que atenderla como a cualquier otra persona con problemas de salud mental. Sin embargo, tiene peor acceso a los medios y recursos para poder recuperarse por la sobreprotección hacia ellas. Hay que formar a las familias para que les faciliten acceder a los recursos necesarios para que puedan recuperarse en igualdad de condiciones respecto a cualquier otra persona.
¿Qué se está haciendo por la mujer con problemas de salud mental dentro de las entidades especializadas en salud mental? ¿Se aplican políticas transversales? ¿Se trabaja de algún modo especial para conseguir su empoderamiento?
En las asociaciones tenemos terapeutas ocupacionales o familiares que forman al matrimonio, si hay matrimonio, y, fundamentalmente, a la mujer para que sepa que tiene los mismos derechos y condiciones que el hombre para poder recuperarse. Nos interesa que a la mujer se le dé las mismas posibilidades que a un hombre y educar a la mujer que está casada para que, a su vez, sea capaz de enseñar a su propia hija, y al entorno, que tiene las mismas posibilidades que los hombres. Al hombre le doy terapia, le formo si no está acabado de formar y le doy un trabajo. Pues lo mismo a la mujer. No quiero que la mujer se quede en la casa, se la medique y ya está. Hay que hacer recuperación y buscarle un trabajo para que sea autónoma.
A la mujer con problemas de salud mental hay que hacerle recuperación y buscarle un trabajo para que sea autónoma
¿Es necesario entonces potenciar la participación de la mujer con enfermedad mental en la sociedad y darle visibilidad? ¿Cómo lo haría?
Hay que sensibilizar a la sociedad de que la mujer con enfermedad mental está en desigualdad de condiciones respecto a otras personas. Pero yo hablo siempre de personas, no de hombres y mujeres. No utilizo el género para nada. Lo importante es dar la oportunidad a la persona. Hay que fomentar que no se produzcan discriminaciones y dar las mismas oportunidades en cada ocasión. Por último, es cierto que, a veces, hay personas que están en peor situación y que son mujeres y, entonces, hay que ayudarlas a salir de ahí. Algunas son mujeres sin techo, que están en albergues y hay que ayudarles y buscarles trabajo para que puedan incluírselas social y laboralmente y que no se queden excluidas y perdidas.
La mujer con enfermedad mental está en desigualdad de condiciones respecto a otras personas
¿Existe alguien que participe en nombre de la mujer con enfermedad mental en la Comisión de la Mujer del CERMI? ¿Por qué?
No. Porque no tenemos ninguna mujer, los representantes son “los” representantes.
Se supone que en la Comisión de la Mujer del CERMI tienen que estar todas las discapacidades reunidas con un mismo fin: “hacer visible a la mujer con discapacidad en todos los ámbitos de la sociedad”.
Sí, lo sé, pero no tenemos ninguna mujer por el momento. En cambio, sí que tenemos una mujer que nos representa en la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud. Vamos dos personas, un hombre y una mujer.
¿Una mujer con enfermedad mental?
No.
¿Por qué no? ¿Quizás porque es cierto que cuesta que las mujeres con enfermedad mental reconozcan su discapacidad en público y participen en su propio nombre?
Sí, hay a personas que le cuesta hacerlo. Si vienes a FEAFES a mirar, la mayoría son chicos. Nos cuesta. Por ejemplo, en el ‘Comité de personas con enfermedad mental’ tenemos sólo cinco mujeres cuando lo componen 19 personas. Y entre ellas hay algunas que podrían ser representantes de la mujer con enfermedad mental, efectivamente, en la Comisión de la Mujer del CERMI.
¿Qué papel cree que tendrá la mujer con enfermedad mental dentro del movimiento si consigue poder decir en público que tiene una enfermedad mental y participar en su nombre?
El mismo papel que pueda tener un hombre. El que tiene una persona. Ahí no haría discriminación en cuanto a género. Lo importante cuando alguien manifiesta que tiene un problema grave es que primero es persona y luego tiene un problema de salud mental. Siempre abogo por la persona, que es interesante que en este caso sea mujer porque se trata de la Comisión de la Mujer del CERMI, pues claro que lo es. Pero yo abogo por la persona.
Justo hace dos días, el CERMI ha presentado en Pamplona la Fundación CERMI Mujeres como un nuevo instrumento al servicio de la igualdad de género en el movimiento social de la discapacidad. ¿Que futuro pronostica a este reto?
Las fundaciones son instrumentos muy adecuados para poder ayudar a personas que tienen diferentes tipos de patologías porque, entre otros beneficios, tienen una tributación especial que permite que ayuden a muchas personas. Lo que hay que hacer es destinar los fondos a aquello que se considera que hay que mejorar. En este caso a la mujer, y me parece estupendo.
Para cerrar más estigmas aún, aunque siempre cabe clausurar alguno más, he aquí el vídeo que La Mari de Chambao, María Rozalén, Juan Echanove, Leticia Dolera, Rosa Montero y Raúl Arevalo hacen suyas las reivindicaciones de las personas con trastorno mental y sus familiares. ¿Avanzamos algo con esto del ‘Día Mundial de la Salud Mental’ que ayer celebramos?
Sí. Es un día muy importante para visibilizar a las personas con problemas de salud mental y para que la sociedad comprenda que existen patologías que pueden ser tratadas adecuadamente y no pasa nada. Lo fundamental es eso: visibilizar, entender a la persona y eliminar prejuicios. Cuanto más capaces seamos de decir “somos, estamos y no nos comemos a nadie”, más medios habrá para atendernos.